De entrada, no "inventamos la pólvora": lo que sucede ha pasado ya. Además, hay que reconocer que las primeras impresiones (o emociones) no siempre son certeras. Por eso ayudan tanto la lectura pausada, el estudio o la conversación con otras personas. Se hace necesario ponderar, consultar, buscar experiencias de éxito, pensar en el modelo de negocio, etc.
Por otra parte, conviene estudiar qué ha ocurrido antes. No empezamos desde cero: volver al pasado suele ser un buen modo de pensar el futuro. El método del caso, por ejemplo, usa también la investigación sobre los antecedentes.
El tiempo para la reflexión es crucial; investigar y preguntar nunca es pérdida de tiempo. Si estudiamos a fondo las cuestiones será más difícil que corramos hacia ninguna parte, nos desviemos o sigamos impulsos momentáneos. Y no olvides visitar el pasado de vez en cuando.
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