Para aquellos que todavía no habéis óido hablar de Snapchat, estamos ante una aplicación parecida a Whatsapp, pero con una función muy particular: los mensajes tienen fecha de caducidad. Al enviar un mensaje (principalmente imágenes) se puede seleccionar su duración de vida: de 1 a 10 segundos. Después de este tiempo establecido el mensaje se borra de la aplicación. Por lo tanto, el valor de las fotos enviadas está principlamente en que son muy efímeras y que se disfrutan en un instante.
A pesar de que los mensajes se "autodestruyen", conviene no ignorar sus peligros. Si se tienen buenos reflejos siempre existe la posibilidad de hacer una captura de la imagen antes de que desaparezca el mensaje. Este hecho debería invitar a los usuarios a ser prudentes con lo que envíen.
Para los adolescentes de EEUU y Reino Unido Snapchat se ha convertido en el modo más rápido y divertido de compartir un momento. Tan grande es la notoriedad que ha alcanzado esta aplicación que el mismísimo Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook, parece no quitarle el ojo de encima. En los últimos meses ha lanzado ya varias ofertas de compra -la última oferta asciende a la fríolera de 3.000 millones de dólares, pero también ha sido rechazado por sus fundadores- en un intento de volver a conectar con un público mas jóven. El tiempo dirá si finalmente podrá hacerse con los servicios de esta aplicación.
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