Hace unos días hablamos de la investigación como método de trabajo. La investigación ayuda a perfilar la identidad, el activo más valioso de instituciones y marcas, al que siempre se debe regresar; el estilo propio, inimitable, que marca la diferencia. Luis sabía que no podía competir con equipos superiores en el plano físico. Pero sí en el técnico. Sus "bajitos" hicieron el resto, cambiando las reglas del juego.
La identidad está siempre amenazada por los cambios, pero también por las dudas y el activismo. Las tecnologías cambian; la sociedad y la cultura se transforman; los empleados pueden cambiar; los "competidores" y los públicos, también. El contexto de los productos y servicios está en perpetuo movimiento y hay que hacer modificaciones, pero sin ser presa del pánico ni olvidar lo esencial. No hay que hacer "muchas cosas"; hay que hacer las que sirvan para reforzar y actualizar la identidad, que no debe cambiar, aunque se hablen nuevos lenguajes o se usen otros medios.
¿A qué vamos a jugar? Responder a la pregunta de Luis ayuda a capear los vaivenes de las circunstancias, preservando la identidad, principal fuente de las energías de una marca o institución.
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