Brûlé, fundador también de Wallpaper, ha dado con una formula curiosa: una revista de lujo y tendencias, impresa con calidad y esquisitez, que se vende en todo el mundo, con una tirada de 60.000 ejemplares y con un futuro aparentemente prometedor.
Aunque de presupuesto todavía ajustado, la formula de negocio parece funciona: gracias a la publicidad, la venta al número, la calidad de los contenidos... y a la decisión de convertir Monocle no sólo en una revista, sino en una marca paraguas para diferentes productos, como las Monocle Shops o Monocle 24 (su emisora de radio en Internet, lanzada el 17 de octubre).
Aparte de lo contracultural de la iniciativa, y del atrevimiento de apostar por el papel cuando el resto de las editoriales están migrando a la web, el proyecto confirma que hay sitio para el papel –especialmente como producto de lujo–, que las buenas ideas siempre encuentran hueco en los mercados y que el modelo de negocio de periódicos y revistas está en plena transformación. Porque aunque se siga imprimiendo, su oferta no deja de ser distinta.
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