Escribir con claridad y brillantez es tarea ardua, que requiere tiempo, trabajo y dedicación. Se trata de corregir, editar y reescribir.
Los que escriben buenos textos no suelen ser tanto los más geniales como los más perseverantes. Las sucesivas versiones no hacen más que mejorar el texto a base de “quitarle capas” y hacerlo más sencillo, como quién poda las plantas de un jardín. Hay que dar con la forma perfecta, las palabras idóneas que dan brillo a la idea, editando con paciencia pero sin compasión. A veces el proceso de elaboración se torna "obsesivo" y hace falta distanciarse un poco, dejando “dormir” los textos para retomarlos después.
La capacidad de síntesis es imprescindible en la comunicación, siempre marcada por la actualidad y otros condicionamientos de tiempo y espacio. Hay que interesar, conmover y llevar a la acción sin apenas tiempo. A veces, dispones de escasos segundos para merecer la atención, convencer o ayudar a cambiar de actitud.
Los profesionales de la comunicación tienen que encontrar resúmenes, analogías o ejemplos que indiquen exactamente qué diferencia su idea de las demás. Son los “slogans”, resultado de la eliminación sistemática de elementos superfluos. Cuando son realmente buenos, pasan a formar parte de la cultura popular. Como este de Coca-Cola.
Los que escriben buenos textos no suelen ser tanto los más geniales como los más perseverantes. Las sucesivas versiones no hacen más que mejorar el texto a base de “quitarle capas” y hacerlo más sencillo, como quién poda las plantas de un jardín. Hay que dar con la forma perfecta, las palabras idóneas que dan brillo a la idea, editando con paciencia pero sin compasión. A veces el proceso de elaboración se torna "obsesivo" y hace falta distanciarse un poco, dejando “dormir” los textos para retomarlos después.
La capacidad de síntesis es imprescindible en la comunicación, siempre marcada por la actualidad y otros condicionamientos de tiempo y espacio. Hay que interesar, conmover y llevar a la acción sin apenas tiempo. A veces, dispones de escasos segundos para merecer la atención, convencer o ayudar a cambiar de actitud.
Los profesionales de la comunicación tienen que encontrar resúmenes, analogías o ejemplos que indiquen exactamente qué diferencia su idea de las demás. Son los “slogans”, resultado de la eliminación sistemática de elementos superfluos. Cuando son realmente buenos, pasan a formar parte de la cultura popular. Como este de Coca-Cola.
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