El optimismo hay que trabajarlo. Nos gustaría ser positivos, pero la verdad es que tardamos pocos segundos en descubrir las pegas de lo que nos dicen. Con la experiencia llega el conocimiento y, con ellos, el escepticismo (y, a veces, el cinismo).
Por eso, una habilidad característica del optimista es saber escuchar y esperar, esforzándose activamente por no ser "hipercrítico" y "morderse la lengua".
Y es que el optimista recibe optimismo a cambio y así multiplica sus posibilidades en todos los ámbitos...
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http://blogs.hbr.org/tjan/2011/07/learning-optimism-with-the-24x.html
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