11 diciembre 2012

El problema no es el e-mail, somos nosotros

El e-mail es un medio singular. La abundancia de mensajes en los buzones de entrada es causa frecuente de quejas y problemas. Además el e-mail va siempre con nosotros porque lo leemos en tablets y smartphones.
El problema no es el mail, que facilita tantos aspectos del trabajo, aunque no sea una panacea ni sirva para todo. El problema es nuestro comportamiento con el e-mail que nos hace ineficaces. Aportamos 3 ideas que hemos adaptado de un post de Joshua Lyman en Lifehacker:

1. Dejar de mirar continuamente el e-mail. Cambiar constantemente de tarea no parece la mejor opción. Por eso puede ser interesante determinar los momentos del día en que vamos a trabajar con el e-mail.
2. Comunicar expectativas. Hemos dado al e-mail la urgencia y la rapidez de una llamada telefónica, pero no es lo mismo. Es interesante establecer cómo y cuándo vamos a contestar; dar a conocer tus expectativas y respetar las de los demás.
3. Pasar de la aceleración a la productividad. Mandar decenas de mensajes incompletos no nos hace ningún bien. Hay que buscar la productividad; es decir hacer mejor lo que tenemos que hacer.

La tecnología debe mejorar la comunicación, no hacerla más difícil. En cierto modo, no hay que mandar más e-mails. Hay que mandar e-mails mejores. Otro ejemplo del triunfo de la calidad sobre la cantidad.


MÁS EN:
http://lifehacker.com/5903086/email-is-not-broken-we-are

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