Pero la conexión permanente también genera inquietud, y parece que se desmoronan las fronteras tradicionales (y necesarias) entre vida profesional y vida familiar y amistad. A la vez, surgen movimientos que proponen la “desconexión” y un estilo de vida más “slow”, que permita aprovechar mejor los mensajes y contenidos, encontrando verdaderos espacios de amistad y descanso, logrando desconectar para conectar.
Seguimos tratando estas paradojas en #paradojascomunicaciondigital.
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