Sin embargo, un reciente monográfico del Wall Street Journal se dedica a demostrar justo lo contrario: que este tipo de evaluaciones dañan la motivación de los trabajadores, rara vez son objetivas y generalmente disuaden de lo verdaderamente importante: acompañar al empleado en el día a día, implicarle, escucharle, hacerle socio... Un interesante punto de contraste, excelentemente bien explicado, que ayuda a evitar los peligros de la excesiva sistematización de la dirección de personas.
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