07 marzo 2014

Trabajo y honestidad, un ejemplo

¿No parece casi de ciencia ficción leer que en la trayectoria profesional de alguien, después de 22 años de carrera, no hay ni un solo trabajo deshonesto? Desgraciadamente, suena casi sospechoso. Debe ser la cultura de la mediocridad que parece querer instalarse sine die y lo hace por la vía de la desconfianza. Sin embargo, testimonios como el del actor Philip Seymour Hoffman son un acicate y un ejemplo incontestable.
El actor puede gustar más o menos, pero es verdad que en sus actuaciones hay un je ne sais quoi que le hacen diferente. ¿Mejor? No lo sé. Pero tal vez sí sea cuestión de honestidad. "I can assure you that after 22 years on screen and nearly fifty films, we now look at the work of an actor who never had a single dishonest moment on camera." Son las palabras de Caleb Slain, realizador de este tributo de 21 minutos a las 47 interpretaciones de Hoffman. No soy crítico de cine ni sé si era un gran actor. Sí sé que me parecía auténtico, creíble, veraz con sus personajes.
¿Será honestidad? Sospecho que sí, y da vértigo.

 
P.S. Hoffman (A Tribute) from Caleb Slain on Vimeo.

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