La mayoría de esas claves son conocidas: la figura de Jobs y su omnipresencia y mando directo, un estilo que aborrece el fracaso, un cierta cultura de secretismo, el culto a la perfección, la ausencia de estructura y... su peculiar visión de los negocios. Como dice en el artículo un ejecutivo que ha trabajo en Apple y Microsoft: "Microsoft primero intenta encontrar ingresos no realizados y después piensa en el producto que va a crear. Apple es justo lo contrario: primero piensa en productos geniales y después en venderlos. Los prototipos siempre anteceden a las hojas de cálculo".
Aunque no aporta recetas mágicas, el artículo da ideas y resultará útil a cualquier persona interesada en innovación. Y, también, pone en evidencia la mayor preocupación de la compañía: institucionalizar la cultura que Jobs ha creado para la empresa, y convertir su estilo dictatorial en marca de la casa y en el algo que le sobreviva cuando ya no esté.
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