La gratuidad y el desarrollo de Internet hicieron que el valor de los contenidos descendiera dramáticamente. Los sustitutos abundaban por todas partes. Los consumidores encontraban información y entretenimiento a menudo sin coste y empezaron a huir de medios poco diferenciados y previsibles en sus contenidos. Los anunciantes empezaron a seguir a los públicos.
Para colmo, el sector se vio golpeado duramente por la crisis económica, que estalló con fuerza en septiembre de 2008, y tuvo un singular impacto en la publicidad. Se produjo la crisis dentro de la crisis.
La tecnología no es el problema, sino una solución: es la mejor aliada de medios, consumidores y anunciantes. La crisis de los medios ha hecho patente la necesidad de añadir valor a los contenidos, de modo que sean de nuevo relevantes para los públicos. Si los medios quieren recuperar protagonismo ese puede ser el camino...
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