Sin embargo, resulta difícil poner en práctica la solución porque ya no es sólo una cuestión de disciplina personal. En opinión de Carr, las presiones sociales y las expectativas profesionales impiden prescindir de la red, porque tememos el aislamiento. Es fácil decir que la solución pasa por estar desconectados: lo difícil es hacerlo.
También podríamos plantearnos si tiene sentido huir de Internet. A lo mejor simplemente se trata de buscar más espacios de reflexión, usar la red con moderación y escoger las mejores fuentes. Como siempre ha sucedido con los medios, por otra parte...
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