1. Que vayan los que tienen que ir. Invita sólo a los que pueden ayudar directamente a conseguir los objetivos de la reunión.
2. Preparar y difundir por adelantado la agenda de la reunión. Sin orden del día perderás tiempo decidiendo en grupo qué se va a hacer y cómo se hará.
3. Controlar la duración. Hay que lograr que la reunión sea lo más breve posible, a la vez que se logran los objetivos. Si se prolonga en exceso, programa otra reunión para continuar.
Las reuniones son un instrumento valioso, pero también un verdadero peligro. Conviene gestionarlas bien.
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