Facebook, con casi 500 millones de usuarios en el mundo, ha sido un modelo de atención a los cambios que se producían en el consumo de Internet. Sin embargo, hace unos meses, algunos usuarios empezaron a decir que querían más control de su intimidad y la empresa (encabezada por su fundador Mark Zuckerberg) defendía la necesidad de que los contenidos fueran más públicos. Ahora, Facebook, después de un importante desgaste en su reputación y de ponerse en el punto de mira de los reguladores, ha dado marcha atrás. Un caso interesante de cómo las empresas con éxito tienen a veces dificultades para escuchar. ¿Será tarde? Ya hay movimientos "online" para darse de baja.
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