El mal gusto como recurso no es algo nuevo y, desgraciadamente, sigue funcionando.
Muchas veces, apoyado por nuestro morbo o por una malsana curiosidad que nos hace cómplices de quienes utilizan el recurso más fácil.
Hoy es el #DEPTito que alguien ha lanzado en Twitter, dando por fallecido al exentrenador del Barça, Tito Vilanova.
Oportunismo y mal gusto al servicio de una notoriedad que repugna, y que debería llevar a preguntarnos "¿Por qué?"
Otras veces son titulares pensados para que pinchemos un link (¡cuánto saben de esto algunos diarios!). También fotografías manipuladas o compartidas sin pensar en quienes en ellas aparecen. Imposible no pensar en la sexualización de muchas campañas o en el humor más burdo para ser el centro de una conversación.
Lamentablemente, podríamos elaborar una lista bastante extensa.
Las reacciones en contra de estas formas de "comunicar" ayudan a esclarecer la mala intención o la indolencia que provocan actos como el #DEPTito. Sin embargo, al denunciarlo ¿hasta qué punto contribuimos al objetivo de quien lo lanza?
Está claro que la mejor forma de hacer algo es reflexionar sobre nuestra propia actuación "¿Cedemos espacio al mal gusto como recurso para que nos miren o lograr unos objetivos?".
En el caso concreto de hoy ¿acierto hablando inmediatamente sobre este hashtag tan desagradable? No lo sé. ¿Creéis que Twitter debería actuar en casos como éste?
El mal gusto sigue funcionando, pero siempre es un error. Es una notoriedad que se paga muy cara. ¡Gran post!
ResponderEliminarGracias Quico. Desgraciadamente, horas después Tito ha fallecido. Ese hashtag desagradable ha pasado a tener sentido. En cualquier caso, tenemos demasiados malos ejemplos cada día. Me quedo con quienes apuestan por #hastasiempretito y otros.
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