"Google sufre obesidad mórbida", lo decía hace unos días Franck Scipion en su blog y, parece que después de dos años a dieta, cambiar de hábitos no es fácil.
El autor explica cómo Google ha reordenado sus prioridades: quieren apostar por los contenidos relevantes y acabar con la época en la que lo importante era comer, sin importar qué. El buscador está premiando el food for thinking, y da visibilidad a quien quiera jugar en esa liga.
En menos de diez días me topé con otro artículo en la misma línea. Iba dirigido a editores de contenidos. Repite el símil de la comida y su receta: Ser gourmets de los contenidos, huir del picoteo y ofrecer platos cocinados con mimo. El ingrediente estrella: El diseño interactivo. Para ilustrarlo comparten cinco historias extensas en las que lo interactivo juega un papel clave.
En uno de los ejemplos, un reportaje sobre Daft Punk, la integración de elementos interactivos consigue que 6.000 palabras se transformen en una inmersión en el universo del grupo. Parece pues que el diseño interactivo aporta calidez, dinamismo o espectáculo, según el contenido lo pida, y ayuda a disfrutar más de los textos que superan las 3.000 palabras.
Ambos artículos ofrecen claves para repensar qué contenido estamos ofreciendo en nuestros blogs o plataformas sociales, y ratifican la idea de que al final, ganará la calidad... y yo siempre puedo mejorar.
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