Los públicos reaccionan ante la corrupción con movilizaciones "online" y "offline", como hemos visto en estos meses de "indignación". Las marcas necesitan transparencia, ética, solidaridad y sostenibilidad. El capitalismo de corte más radical parece agotado, entre otras cosas, por su falta de humanidad. La sociedad, los públicos y los consumidores no se mueven por meros impulsos comerciales. La publicidad se alía con buenas causas.
Las empresas e instituciones sin alma no convencen; las que carecen de preocupación ética se exponen a graves riesgos, como vimos en “Inside Job” o, más recientemente, en "Margin Call". Los medios sociales han reforzado esa tendencia, facilitando que “el poder de informar” pase a la gente. Tener principios es fundamental en el futuro de las empresas. Y la honradez, la coherencia y la integridad seguirán en portada.
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