La transparencia es condición necesaria para la verdadera comunicación, y un deber de lealtad de las empresas hacia los propios empleados, clientes, inversores y públicos. Como recordamos de vez en cuando en el blog, la mejor “estrategia” de comunicación es decir la verdad.
La crisis económica y los comportamientos corruptos han puesto en “el candelero” la transparencia económica: la necesidad de información clara y publicable sobre el patrimonio, los resultados económicos, la situación financiera, o el origen y destino de los fondos que se administran. Estamos en una verdadera “casa de cristal”: las buenas organizaciones son cada día más transparentes.
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