En el s. XXI llega el "neuromarketing", con premisas similares. Se piensa que lo que hoy conocemos sobre el funcionamiento del cerebro humano permitirá a los anunciantes hacer "ofertas que no podrás rechazar".
La investigación publicitaria sirve para muchas cosas. Pero pensar que vamos a ser capaces de predecir el comportamiento de los públicos es un error que se repite con frecuencia en la historia de la profesión. El "neuromarketing" tiene sus límites. No hay llave maestra. La comunicación es ciencia, pero también es arte. Y la respuesta de los públicos es libre.
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