
Se acaba 2012, un año marcado por la
crisis económica y las dificultades que crea. En nuestros lares hemos visto, además, que en lugar de buscar acuerdos, muchos de los agentes políticos, económicos y sociales se dedicaban a recriminarse mutuamente e incrementar su división. Estamos pagando cara la incapacidad de trabajar juntos, formando las grandes coaliciones que reclama la crisis.
Padecemos
déficit de soluciones y superávit de ideología. No tiene por qué ser así. Las soluciones no tienen color ideológico. Muchas personas necesitadas tienen problemas apremiantes que la crisis ha agravado y no pueden esperar. No importa que la buena idea sea de otros. De esta crisis sólo salimos juntos.
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