En la “era de
la transparencia” los efectos de la mala conducta o la falta de previsión
resultan demoledores. Se hace necesario pensar sobre externalidades:
factores externos que cambian las reglas del juego; crisis o efectos
producidos por la propia actividad de las empresas o instituciones.
Muchos consideran
que deben contribuir a "mejorar el mundo" y las empresas traducen esa idea en iniciativas de lo que se da en llamar responsabilidad social corporativa (RSC). Pero en ocasiones falta
sentido estratégico o se considera la responsabilidad social como cuestión
“cosmética”, en el peor sentido de la palabra.
En el caso de los medios, lo primero que tienen en
cuenta lectores y espectadores es su obligación de decir la
verdad y construir una comunidad mejor. Para una industria donde el mercado es
necesario (pero no suficiente), la responsabilidad social es todo un elemento de
innovación.
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