Imitar a los "rivales" sitúa en inferioridad de condiciones. En cambio, volcarse en lo que uno sabe hacer crea "oceános azules"; facilita que logremos el tiempo y la atención de nuestros públicos, que se entusiasman cada vez más por la marca y sus valores.
La diferenciación es vital. Apostar por la propia identidad supone, entre otras cosas, aceptar que no podremos hacer todo bien. Será necesario renunciar a unas cosas y apostar por otras. Se puede decir que no debemos ser los mejores, pero deberíamos ser únicos. ¿Cuál va a ser tu apuesta?
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