Matthew Creamer recuerda en Advertising Age (3 de enero) una importante lección: no conviene sacrificar los objetivos de la comunicación al altar del número de seguidores. Tener más seguidores en Facebook o Twitter es relativamente sencillo, pero ¿qué precio estás dispuesto a pagar personal o institucionalmente?
Es relevante que te sigan muchas personas, pero lo que necesitas no es tanto popularidad como autoridad y confianza. Interesantes reflexiones para el 2011...
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